grabados del dios de los
Tamanacos
Lo petroglifos diseminados por
todo el territorio de Guayana habrían sido grabados por el propio Amalivac con
el fin de dejar testimonio de su paso creador por estas tierras.
Amalivaca o Amalivacá o
simplemente Amalivac, es el héroe cultural de los Tamanacos, según leyenda
recogida y publicada por el misionero jesuita italiano Felipe Salvador Gilij en
el siglo dieciocho.
Los Tamanacos
constituían un pueblo indígenas en el Orinoco central, de filiación lingüística
Caribe, hoy lamentablemente desaparecido.
Conforme a esa
leyenda en la que se recrea el escritor colombiano Rafael Gómez Picón,
Amalivaca fue el creador del Orinoco y el salvador de la especie humana después
del Diluvio. Lo petroglifos vendrían a ser testimonio de su paso creador por
estas tierras que el primer navegante de occidente confundió con el Paraíso.
Amalivacá visitó en
dos ocasiones al pueblo Tamanaco y antes de ausentarse para no dejar sino la
esperanza de volver, hizo un extenso e intenso recorrido en su barca,
acompañado de su hermano Vochi y seguido de su gran cohorte de toninas, para
grabar vivencias en las superficies de las rocas que las aguas iban dejando al
descubierto.
Grabó las figuras
de los astros, de los propios indígenas y de otros seres y animales que habían podido salvarse como la
rana, la serpiente, las aves, el cocodrilo, el jaguar. De esta forma fue
dejando constancia de su tránsito no sólo en la Encaramada , Capuchino,
Cerro del Tirano, Caicara, el Paso de Cedeño, sino también en varios lugares
del alto río o en las riberas del Casiquiare como lo demuestra el peñasco de
Culimacar o en el río Manapiare, así como en los lejanos Esequibo y Río Branco
o en el riñón de la Guayana
inglesa o del Brasil.
Los petroglifos
descubiertos en otros lugares de Guayana como Guri, Candelaria, el Yuruari y el resto de
Venezuela habrían sido reproducidos por generaciones sucesivas de indígenas de
distintas lenguas y en su propio lenguaje.
Los estudiosos de
las diferentes ramas de la antropología que sustraídos de las leyendas, quieren
otorgarle otro significado más lógico y objetivo a los petroglifos, lo
atribuyen, como es el caso del Walter Dupuy, a motivos religiosos propios de
los antiguos pueblos animistas.
Los eternos
buscadores del Dorado creen que tales dibujos corresponden a cifrados sobre
tesoros ocultos. De allí los numerosos petroglifos de comprobado valor
etnográfico expuestos ordinariamente a la destrucción como las rocas grabadas
de Las Lajita en la zona del Cuchivero y en la Piedra del Sol y la Luna de Santa Rosalía donde
se ven socavones hechos por personas que buscan el oro de Amalivac.
A Gallegos, cuando
estuvo en Guayana, acopiando material literario para su novela Canaima, le
contaron la creencia de algunas etnias según la cual los indios cuando navegaban en sus curiaras y veían
alguna piedra o roca grabada, la rehuían en la creencia de que tales
petroglifos tienen que ver con maleficios y seres extraños que habitan en las
profundidades del río debajo de esas rocas. De manera que para protegerse y
librarse de ellos, se aplicaban ají bravo en los ojos si no encontraban una
venda fuerte y oscura que ponerse, pues la tradición les dice que sólo pueden
verlos quienes no son ignorantes de sus misterios. La leyenda aseméjase un
tanto a la grecolatina de las Sirenas que hechizaban de tal modo con su canto
que los navegantes que éstos para evitar
estrellar sus naves contra las rocas, se tapaban los oídos.
Aunque la región Guayana está minada de figuras
rupestres, quizás las más conocidas hasta ahora sean los Petroglifos de Guri,
dada la destacada divulgación que tuvieron por efecto de la Operación Rescate
de 1968, llevada a cabo por CVG-Edelca ante la proximidad de represar las aguas
del Caroní en función de la Presa
Hidroeléctrica ,
En esa memorable ocasión se rescataron 29 piedras con un total de 75
dibujos curvilíneos y rectilíneos unos, otros triangulares y circulares y las
demás, figuras de aves, mamíferos y dibujos antropomorfos. De todos, llamó poderosamente la atención la figura de unos siameses o gemelos unidos y
repetidos aparentemente
simbolizando el mito de la creación.
Los estudiosos especialistas hicieron una valoración
que tuvo repercusión no sólo de los medios científicos sino artísticos, pues
unos destacaban el estilo naturalista, realista y figurativo de esos dibujos
primitivos frente al inmenso número de
petroglifos geométricos hallados en otras partes de Venezuela. En esa ocasión Walter Dupuy pensaba que
algunas de las figuras posiblemente
representaban a las deidades que habitarían el paisaje circundante a
juzgar por la creencia de los pueblos remotísimos en el tiempo, cuyos artífices
la expresaban así en dura roca,
A las pinturas rupestres halladas en la Cueva del Elefante por el
doctor Mario Sanoja y la licenciada Iraida Vargas, investigadores de la UCV , le atribuyen también
sentido mágico religioso a juzgar por la forma como los rayos del Sol inciden
en horas de la tarde en el fondo de la cueva donde están figuras humanas y de animales como lagartos,
pájaros, venados, círculos y raras combinaciones de líneas.
Buen dia, mi nombre Es omar de la comunidad de Arqueologia Tachira, estoy trabajando el tema, de la destruccion de peroglifos por culpa del mito el dorado, y aca he encontrado buena informacion.
ResponderEliminarUna pregunta me podrias dar mas informacion sobre los lugares que nombras, Las Lajita en la zona del Cuchivero y en la Piedra del Sol y la Luna de Santa Rosalía, si tienes fotos me serian de gran ayuda.
De ante mano muchas gracias.
gomarali@gmail.com
el logo de EDELCA se inspiro en un petroglifo, orgullo de los EDELQUIANOS
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