jueves, 8 de agosto de 2013
Amalivaca creador del Orinoco
>Según el mito y la leyenda tribales, el Orinoco fue una consecuencia del Diluvio acaecido en tiempos ignotos durante cuarenta
días con sus noches.
Durante ese lapso de cuarenta días que duró el Diluvio,
las aguas incesantes lo sepultaron todo sobre la faz de la Tierra y sólo sobre las
superficies flotaba al garete una palmera Moriche a la que asidos un hombre y
una mujer, se detuvo en la cima del Cerro Tamanacú. Allí, a salvo, la pareja
sembró la palmera que le proporcionó todo lo necesario para sobrevivir hasta
que descendieran las aguas como, en efecto, descendieron por gracia de
Amalivacá.
Amalivacá, dios enigmático, de contextura atlética
suavizada por frondosa barba y cabellera blanca, casi del mismo color de su
túnica, les dijo ser su padre y haberlos salvado para asegurar la permanencia
de la vida humana sobre la tierra. Por ese motivo los invitó a crecer y
multiplicarse y cuando se despidió de ellos las aguas comenzaron a descender.
Después de un tiempo largo, Amalivacá regresó en
compañía de su hermano Vocci y dos hijas, con el propósito de perfeccionar la
vida en la tierra. Fue cuando concibió la idea de crear al Orinoco para que la
floreciente nación pudiera comunicarse con toda la Geografía.
Cuando llegó ese día, los hermanos se consultaron
largamente, pues aspiraban los Tamanacos que fuese creado el Orinoco de tal
manera que se pudiera remar sin esfuerzo tanto a favor de la corriente aguas
abajo como aguas arriba, a fin de que los remeros no se cansaran en el curso de
la navegación; pero, no fue posible, Amalivacá quería poner a prueba el ingenio
de los Tamanacos y todo no se les podía servir en bandeja de plata. Entonces,
dice la leyenda, habría sido cuando comenzó a materializarse la navegación a
vela aprovechando el recurso del viento.
Se prolongaba el tiempo de permanencia
y las hijas de Amalivacá deseosas de regresar, fastidiaron hasta más no poder
al padre hasta que éste las sentenció a quedarse allí para siempre con las
piernas inutilizadas para que no pudieran abandonar nunca el lugar, pero sin
afectar su fertilidad o capacidad de procreación pues quería Amalivacá que
ellas contribuyesen a la multiplicación de la raza tamanaca y como depositarias
que eran de la sabiduría de su padre, la transmitieran a sus hijos en procura
de la felicidad.
Amalivacá vivió entre los Tamanacos
largo tiempo en el sitio denominado Maitata, justamente en la gruta existente
en lo alto de un cerro llamado Amalivacá Yeutitpe. Su tambor “Amalivacá
Chamburai”, era una piedra en el camino de Maitata.
Un día Amalivacá decidió regresar al
otro lado del mar de donde había venido y ya listo en su canoa para el largo
viaje, quiso obsequiarle a su pueblo vida eterna con estas solemnes palabras:
“Uopicachetpe mapicatechi”, que para los tamanacos significaba que tendrían una
vida eterna, tan sólo modificada por el cambio de la piel, tal como ocurre a
los grillos y a las sierpes. Más, cuando una anciana de gran influencia sobre
su estirpe, escuchó la sentencia sagrada, incrédula se burló del dios y éste
indignado rectificó diciendo “pues entonces habrán de morir” (mattageptechi).
Desde aquel momento, los Tamanacos
atribuían la culpabilidad de su finitud a la abuela incrédula que pretendió
burlarse de Amalivacá. Amalivacá zarpó en la canoa y dejó sembrada en su nación
preferida el presentimiento de que volvería. Pero no volvió y cuando el
misionero Felipe Salvador Gilij, a mediados del siglo XVIII, visitó las riberas
de Caicara del Orinoco (Municipio Cedeño) sólo quedaban 125 individuos de una
población más numerosa que se deduce fue diezmada por las epidemias y las
guerras.
Carapaica, su cacique o gobernante,
dijo al misionero cuando le propuso trasladarlos a la Misión de la Encaramada , cerca de la Urbana : “Todos somos hijos de uno y aunque tenemos
colores diversos, descendemos de un solo hombre. El sol abrasador, las fatigas
y la penosa vida nos han disminuido. Somos ya humo blanco, blanco, como el
vestido de Amalivacá”.
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Hola! Excelente historia la del Dios Amalivacá. Parecida a la de Noé. Por supuesto salvando las distancias.
ResponderEliminarBUUU
EliminarBuenas tardes. ¿Cuál es la fuente de esta versión del relato?
ResponderEliminarMuy interesante con algunas similitudes a la historia que aparece en el libro de Mormón
ResponderEliminarMuy interesante con algunas similitudes a la historia que aparece en el libro de Mormón
ResponderEliminarBuenas tardes desde El Salvador y esta es la leyenda de Amalivaca o hay otra
ResponderEliminarmuy larga la historia pero tiene todo muy bien organisado
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